www.pedrofierro.com Subimos al pantano con la incertidumbre, si tendríamos candilazo sobre el en el ocaso del día. Esperamos pacientemente hasta que al final después de frotarnos varias veces las palmas de las manos para calentarlas, pues la helada se hacia cada vez mas palpable, pero por fin pudimos ver de color rojo las escasas nubes que teníamos.